Azir puede invocar el Disco solar sobre las ruinas de una torreta aliada o enemiga.
Azir, emperador de Shurima en un pasado remoto, fue un hombre orgulloso que estuvo a punto de alcanzar la inmortalidad. Dominado por la arrogancia, fue traicionado y asesinado en la hora de su mayor triunfo, pero ahora, milenios después, ha renacido como un ser Ascendido de inmenso poder. Su enterrada ciudad ha resurgido en medio de las arenas y Azir está decidido a restaurar la antigua gloria de Shurima.
● Tened cuidado para no quedaros sin los dos soldados de ¡Alzaos! Salvo que sea el momento de atacar con todo, guardaos siempre un soldado en la recámara, por si tenéis que escapar sobre un muro o habéis posicionado mal el otro y necesitáis disponer de capacidad ofensiva de manera urgente.
● En la calle, procurad colocar a los soldados entre los súbditos y el campeón del enemigo. De este modo podréis usarlos tanto para dar el golpe final como para amenazar la calle enemiga.
● Falange imperial es, sobre todo, una habilidad defensiva. Usadla cuando el enemigo ataque a vuestros aliados. Recordad que vuestros compañeros pueden atravesar a los soldados de arena y aprovechaos de ello cuando los campeones de cuerpo a cuerpo enemigos ataquen.
● ¡Estad siempre muy atentos!
● Azir depende de sus soldados para infligir daño y no puede moverlos constantemente. Intentad aprovechar los momentos en los que estén estacionarios.
● Azir puede infligir muchísimo daño a lo largo de un periodo prolongado, pero, a diferencia de otros magos, carece de una elevada explosividad en sus ataques. Intentad utilizar esta desventaja para acabar con él antes de que decante en su favor los combates.
● Pensad que los soldados de arena son como el fuego. Nadie se queda sobre el fuego.